lunes, 10 de septiembre de 2007

UNA CARTA


Daniel: Hace un par de años me diste una lección que apenas hoy he comprendido.Tuve que estar en la carcel para captar la magnitud del mensaje que me enviaste. Era unamañana como cualquier otra,yo, como siempre me hallaba de mal humor.Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar,te grite porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa.Furioso, te levante de los cabellos y te empujé violentamente para que fueses a cambiarte de inmediato,camino a la escuela no hablaste, sentado en el asiento del coche llevabas la mirada perdida.Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no hicieras travesuras.Por la tarde cuando regresé a casa,después de un día de mucho trabajo,te encontré jugando en el jardín. Llevabas puesto un pantalón nuevo y estabas sucio y mojado,frente a tus amigitos te dije que debias cuidar tu ropa y zapatos, que parecía no importarte el sacrificio de tus padres para vestirte,te hice entrar a la casa para que cambiaras de ropas y mientras marchabas delante de mi te indique que caminaras erguido. Mas tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pié furioso porque tu no parabas de jugar. Dije que no soportaba mas ese escandalo y subí ami estudio. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me dí cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar a buscarte para darte una caricia,pero no pude,¿cómo podría un padre, despues de ahcer teattro de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido? Luego escuché unos leves golpecitos en la puerta. _Adelante_Dije, adivinando que eras tú. Abriste despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.Me volví con seriedad hacia tí.¿ya te vas a dormir? vienes a despedirte? No contestaste. Caminaste lentamente, con tus pequeños pasitos y, sin que me lo esperaba, aceleraste tu andar para hecharte en mis brazos cariñosamente. Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.Tus manitas rodeaban fuertemente mi cuello y me diste un beso suave y dulce en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba._Hasta mañana papito_me dijiste.Me quedé helado en mi silla .Despues de un rato entré en tu habitación y encendí la luz con sigilio, Dormías profundamente, tu hermoso rostro estaba ruborizado,tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé... Me incliné para rozar con mis labios tus mejillas, respiré tu suave aroma limpio y dulce. Una de mis lagrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y te pedí pedón en silencio, es tan difícil aprender a dominarse, a comprender la pureza de nuestros hijos. Somos los adultos quienes los hacemos temerosos,rencorosos,violentos...Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación........Te amo mas que a mi vida misma... Carlos Cuauhtémoc Sánchez del libro LA ULTIMA OOPORTUNIDAD.

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